CAPITULO 41: EL VAQUILLA COMUNITARIO (PARTE 2)

Fuí corriendo hasta mi coche para recoger unos guantes que allí tenía. Volví hasta la escena del "crimen" para colocar dentro de clínex los trocitos de dientes esparcidos por el suelo del garaje. Mientras que yo me encontraba en tal ardua tarea, Emilio estaba en el suelo quejándose del suceso mientras balbuceaba "ay ay que no se entere la nena, que no se entere la nena".

Supuse que la nena sería Sofía y que no querría que se enteresa de dicho suceso. Cómo si Emilio fuese un saco de patatas agarré su huesudo cuerpo del suelo colocándolo en mi hombro izquierdo dirección a mi flamante Porsche.

- ¿A dónde me llevas? - Dijo Emilio con voz temblorosa y quebradiza

- Pues a un Hospital, te he roto tres dientes - Mientras abría la puerta del copiloto.

- Joder... si no digo nada de esto... tú tampoco, ¿no? - Dijo el chaval de forma asustada.

- Evidentemente tío, no quería tampoco darte una hostia - Mientras suspiraba - Y me sabe mal por tu novia que seas un putero, pero bueno hijo, eso son cosas de ella y tuyas, no pinto nada.


- Joder tío te lo agradezco de verdad - Mientras lo metía en el asiento como si fuese una princesa.

Ya una vez que estabamos en la carretera dirección al Hospital le conté a Emilio lo que había pasado. Él llegó a casa de hacer una "ñapa" de una tubería floja a un amigo cuando al aparcar su coche en la plaza de garaje dos hombres de aspecto eslavo le atracaron.

Eran fuertes y corpulentos, golpeándolo con rabia hasta romper sus dientes. Para ello, era necesario un parte de lesiones, por eso íbamos dirección al Hospital. Ya cuando estaba aparcando en la zona de urgencias, giré mi cuello y con la misma mirada que un búho propicia a un ratón me dirigí a él:

- Ahora vas a llamar a tu novia para explicar lo sucedido - Mientras subía el freno de mano y quitaba las llaves.

- Pero... ¿Y que le digo de que esté contigo? - Dijo él asustado nuevamente, algo que ya veía que era muy normal.

- Pues algo evidente macho, soy el conserje, yo he sido quién te ha encontrado tirado en el suelo - Ya saliendo del coche - Así que decidí llevarte al Hospital.

- Vale, voy a llamar ya - Dijo

- Espera - Contesté - Dame tu cartera, el móvil y las llaves del coche

- Pero... ¿por qué cojones quieres el móvil, mis llaves del coche y la cartera? - De nuevo temblando aparte de con voz de pito.

- Pues porque la versión es que los Rumanos te robaron la cartera, el móvil y las llaves del coche, el cual no pudieron sustraer al aparecer yo por el garaje. - Con voz seria - Las llaves del coche hare que las "encuentro" yo dentro de tres días cuando esté limpiando el garaje, cómo si los ladrones las hubiesen tirado en su escapada.

 El pequeño subnormal infiel me dió todo con la cabeza baja, cómo un niño pequeño cuando sus padres lo castigan sin más hacer que un breve gesto de resignación. Rebusqué en los asientos traseros de mi coche y efectivamente allí se encontraba una bolsa de fritos vacía que use para depositar dentro los artículos substraídos a Emilio por los "ladrones rumanos".

-  Una vez que tengamos el parte de lesiones, iremos a una comisaría, pero pasaremos antes por una cuneta vacía para tirar la bolsa con tus cosas - Ya entrando en el hospital. - Toma mi móvil y llama a tu novia.

Emilio cogió el teléfono con miedo y mientras balbuceaba palabras inconsistentes que no apreciaba a entender, marcó el número de Sofía mientras yo me dirigía a recepción de urgencias con su número de filiación a la seguridad social que previamente había apuntado en un papel (recordad que los "ladrones" habían quitado al pequeño infiel su cartera entre otras cosas).

La conversación con el aburrido señor que se encontraba al otro lado del cristal contrastaba con la excitación de gritos que escuchaba por parte de Emilio:

- ¡Pero cariño! - Gritaba Emilio - Te juro que no le debo pasta a nadie, ¡Joder! , ¿no puedes creerme mi amor? - Ahora se escuchaba la réplica de Sofía por el otro lado - Que sí... de verdad... estoy con Julio, el conserje, él me encontró inconsciente en el suelo... vale... ahora nos vemos...llama a este móvil

- ¿Qué te ha dicho? - Mientras Emilio colgaba el teléfono - ¿Se ha creído la historia? - Dije mirando el reloj con ganas de irme a mi casa.

- Bueno, mucho no se lo ha creído la verdad - Mientras suspiraba - Se piensa que ha sido un ajuste de cuentas porque deba dinero de drogas o algo así, al menos no piensa nada de putas - Sonriendo, a la vez que se veía cómo un paleto estaba rasgado por mi puñetazo pero sin apenas notarse, no cómo su colmillo derecho, totalmente hecho trizas.

- Bueno tú ve sentándote que supongo que tardarán bastante en atenderte - He dado tus datos diciendo que te han pegado una pequeña paliza - Mientras rebuscaba en mi bolsillo mi paquete de tabaco - Voy a fumar afuera.

 En la puerta de urgencias uno ve de todo, grandes familias que suelen acompañar a sus familiares cuando tienen algún habitual altercado (supongo que sabéis a quiénes me refiero), el típico señor que se ha roto mientras grita feroz y vilmente a su mujer por tardar en encontrar aparcamieno o gordos con cara de cabrón como yo fumando un cigarro mientras analiza cada uno de tus movimientos.

No se que hora serían, pero se notaba ya el dulce fresco de la madrugada, son los momentos más magicos para mi penosa existencia, aquellos donde el tiempo se para siendo la noche un trampolín eterno para los más pensamientos más profundos que este pequeño homínido puede llegar a alcanzar.

Derrepente mi dulce momento autista fué interrumpido por la melodía de mi teléfono chinorris, era un número desconocido que no tenía en mi agenda de contactos:

- ¿Sí? - Contesté - Julio al habla - Con voz seria mientras inhalaba una calada.

- ¿Julio? Gracias a Dios, soy Sofía, la novia de Emilio, estoy yendo en taxi para allí - Escuchándose el ruido del motor del coche - Estoy bastante cerca del hospital, por icloud he conseguido localizar el teléfono móvil y se encuentra también en el hospital...

- ¡No fastidies! - Intentando disimular mi nerviosismo - Quizás los ladrones hayan tenido algún tipo de lesión tratando Emilio de defenderse - ¿Has avisado a la policía? - Dije con voz pausada.

- No, aún no, ¿podrías avisar tú? - Dijo casí chillando - A fin de cuentas tu lo encontraste en el suelo tirado, eres un testigo y te darán más credibilidad - Su ubicación la envío por sms a tu móvil ahora, es en el parking del recinto.

Colgó. Mi cuerpo empezó como el Atlético de Madrid de Gil que en paz descanse cuando Hacienda asomaba el hocico. ¿Qué cojones puedo hacer ahora? Salí corriendo a por el puto coche, ¡El coche! la jodida localización correspondería con mi plaza de aparcamiento, ¡Tengo que cambiar el coche y deshacerme del móvil!

CONTINUARÁ




Comparte este blog

Siguiente
« Prev Post
Anterior
Next Post »

5 comentarios

comentarios
23 de enero de 2017, 9:03 delete

Grande!!!! esperando mas!! eres un crack Ray!!!!

Reply
avatar
23 de enero de 2017, 11:44 delete

Muy bueno, espero el siguIente capítulo

Reply
avatar
27 de enero de 2017, 20:33 delete

Cagonlaputa, tira el movil al lado de un bmw marronero

Reply
avatar
1 de agosto de 2017, 10:43 delete

Shur, la moza no se llamaba Elisa??

Reply
avatar