CAPÍTULO 4: DOS MANGANTES, UN CALIPO Y UN HÉROE

Si hay algo que pueda molestar a un veinteañero rozando la treintena, es que interrumpan su momento clandestino, íntimo, personal, con su mejor amiga, si, hablo de nuestro miembro viril. Cada uno le pone un mote, un apodo, para mi es manuela, desde los 14 años. Manuela y yo tenemos una compenetración fruto de muchos años juntos, frustraciones, alegrías, decepciones, desamores, todo ello, juntos manuela y yo luchando contra la espada de Damocles y el paso del tiempo.



Casualidades de la vida, me dio por mirar al cuadro de video-vigilancia ( un sistema de 6 cámaras, que controlaban el portal exterior, interior, accesos al garaje y al cuadro de electricidad general ). Pude ver en el exterior del portal a dos personas con carpetitas y de traje, que estaban llamando a todos los telefonillos del portal ( empezando por abajo ), hasta que vi que uno les abrió. Todo esto sería algo normal en un telefonillo si no fuese porque ponía " Gas Natural " en una de las carpetas que llevaban los individuos.

Semanas atrás, antes de esta aventura, había visto en televisión un documental sobre ladrones, estafadores y timadores que se colaban en las casas con la excusa de ser representantes de empresas de gas. También que había pequeñas empresas de Gas que se hacían pasar por representantes legales de las grandes empresas y te cambiaban el contador, o el suministro cobrando un ojo de la cara.

Raudo y veloz, cual felino africano en busca de una gacela, deje mis quehaceres carnales para salir ipso-facto por la puerta de mi piso. Baje hasta el sexto corriendo, debido a mis kilos de más, decidí llamar al ascensor. Se que puede parecer poco profesional, o quizás patético, pero en estos momentos de mi vida, estoy gordo y redondo como una aceituna rellena, seguir corriendo escalera abajo es una estupidez.

En el ascensor, marqué el número 1, pero al ir en el cuarto decidí apearme en el tercero. Aunque mentalmente mi impresión fuese la de haber tardado unos segundos, puede que hubiese sido más tiempo, además, no controlaba aún si podía haber muchos vecinos en el primero o al ser Agosto, pudiesen estar con el tinto de veraneo en playas mediterráneas.

Al salir del ascensor, escuché unas voces en el primero, bajé de tres saltos la escalera y me encontré el panorama: los dos comerciales, iban con un traje de color negro imitando a la tela, llevaban dos carpetitas y lo más curioso era uno de ellos, ¡ Se estaba comiendo un Calipo de fresa mientras enseñaba unos papeles promocionales !. Dejando el asunto del calipo, les interrumpí:

- Perdonen señores, ¿ qué es lo que ofrecen u ofertan ? - Con mucha tranquilidad, independientemente de los goterones de sudor que recorrían mi frente.

- Eh... somos comerciales de " Gas Natural ", les estamos pidiendo a los clientes, que nos enseñen su última factura, para poder hacerles un descuento en el servicio. - Respondió el come Calipo, mientras con su dedo índice me señalaba a su acreditación.

- Vale, perfecto. - Contesté. - Siendo así, no será inconveniente para ustedes, que haga unas fotos de sus identificaciones y llamé al presidente para que lo eche un vistazo.

- La política de empresa no permite que se fotografíe nuestras acreditaciones. - Contestó.

- Vale, ¿ Tienen algún teléfono de algún superior para que pueda confirmar que son de la empresa mencionada ? - Mientras sacaba del pantalón mi " ladrillo chino " Smartphone.

- Sí, tome. - Mientras me indicaba un teléfono que apunté en mi ladrillo móvil.

- Voy a llamar, si son tan amables, esperen aquí mientras hago las comprobaciones. - Mientras me dirigía al rellano de las escaleras.

Mi intención, antes de llamar a nadie, era confirmar de dónde era ese teléfono, así que "gogleé" para ver que hallaba. Al introducirlo en el navegador, pude ver que ese teléfono pertenecía a una compañía de un particular. En los comentarios, se mencionaba que era una pequeña empresa que se dedicaba a ofertar " servicios de gas " que no eran vinculantes ni provenientes de la compañía contratada.

Lo primero que hacían era pasarse por las casas como " comerciales " pidiendo facturas para poder ofertarles un descuento. En el descuido de los propietarios, hacían fotos a las facturas, dónde salían datos privados, que, al meterlos en una base de datos concreta, les mostraba todas las facturas, contratos, etcétera que tenían contratados.

Mediante este engaño, volvían un día los " técnicos ", poniendo un papel o una carta, de que tocaba una revisión el día " x " a las "z" horas. Al llegar, se inventaban numerosos desperfectos, para, luego realizar las reformas pertinentes. Al entregarles la factura, les daban un albarán, con los datos de una " filial " falsa. Los números de teléfono que usaban como Sedes u oficinas, eran números contratados por internet sin ningún tipo de contrato o seguimiento. Una estafa perfecta.

Cuando justo me disponía a llamar a Don César, pude ver a los dos " comerciales " salir corriendo:
- ¡Eh! - Grité con un semi-gallo mientras salté a las escaleras del primero.

Uno de ellos, el del calipo, se quedó más rezagado, y pude alcanzarle en el rellano del " entresuelo " ( el espacio existente entre el primero y el portal ).  Era un chico bajito y bastante enclenque, no debí hacerlo, pero para poder alcanzarle tuve que empujarle en la espalda, con la mala suerte de que se golpeó la cabeza contra el extintor.

¡ Pum ! un golpe seco rezumbó en todo el edificio. El pequeño enclenque, se desplomó en el suelo como un bolo tras un "spare" de vértigo. El pequeño pipiolo no reaccionaba ante mis intentos por despertarle, a pesar de lo aparatoso del golpe, no tenía herida ninguna, se ve que su cabeza provenía de los descendientes directos de alguna tribu de cabezones selváticos. Sin más preámbulos, lo que hice fue llamar a Don César:

- ¿ Sí ? - Escuché responder a Don César.

- ¡ Don César ! - grité.- Por favor, baja al primero, en el rellano del entresuelo, ¡ un timador se ha desplomado en el suelo tras golpearse con el extintor !

- ¿ Cómo ? ¿ Qué ha pasado ? No entiendo nada.

- Baja y ahora te cuento, yo voy a llamar a la Policía Local.

Don César bajo al momento, mientras le explicaba lo sucedido, conseguimos que el timador enclenque volviese en sí, al despertar, su primer intento fue el de volver a correr, pero Don César y yo no lo permitimos. En menos de 10 minutos, un golpe atronador se escucho en la puerta del Portal:

- ¡ Pum, Pum !- fuertemente. - Hola, somos la Policía Local, abran por favor.

- Baje usted Don César, yo le retengo mientras - comenté.

Una vez que los policías estaban dentro, pudieron mirar todo el percal. Lo primero que hicieron fue llamar al Samur para que atendiesen al timador. En las pertenencias de éste, había distintos documentos falsificados acreditándose cómo comerciales de Gas Natural. Incluida la acreditación.

- Joder Julio - Dijo uno de los policías. - Deberías haberte dedicado a ser Policía, tu primer día de portero y ya has conseguido solucionarnos el tema de los timadores estos. Con el teléfono móvil y los papeles que aquí tiene será fácil pillar al pez gordo.

- Gracias, la verdad que fue pura suerte - Mientras sonreía. - Les pedí el teléfono de su superior, después de haberles querido fotografiar la identificación y no permitírmelo, al tardar en llamar, se mosquearon y salieron corriendo, éste se tropezó ( ejem... ) pero su compañero consiguió escapar. - Mientras señalaba la puerta.

Después de darles la descripción física del otro compinche, pude ver a varios vecinos y a los policías aplaudiendo por lo que había hecho.

¿ Y que había hecho ? Me estaban tratando como un héroe cuando sólo había hecho mi trabajo, me resultó incomodo, siempre intento pasar desapercibido, era una situación parecida a el conjunto de alcornoques que se juntan los " miércoles de cine " y se ponen a aplaudir después de la película. ¿ Acaso te escucha el director, tonto a las tres ?.

Que deciros de mi primer día, la tarde transcurrió con la mayor de las tranquilidades, sin el ajetreo descomunal que hubo por la mañana.

Una vez finalizado el día, del estrés que en esos momentos tenía, no pude ni cenar y mucho menos fumarme un porro. Di un trago de agua, me lave los dientes y caí rendido en los templos de Morfeo...

CONTINUARÁ

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